Poema para una chica que no cree en príncipes azules

Ya sé que tu madre piensa que no soy el tipo indicado
para partir tu pastel de cumpleaños
y comerme la porción más grande
y dulce de ti.

Ya sé que para muchas de tus amigas
soy una frase de alto calibre;
algo que es tuyo
pero sólo te usa para seguir en el camino.

Qué puedo hacer,
si en tus ojos de perra en celo
están las notas de mi triste canción,
clavada como una espina a su rosa.

Qué puedo hacer,
si para recordar mis labios
te toca fumar en secreto un cigarro
escondida en el baño de la escuela.

Tú lo has dicho;
he sido tuyo cada vez que escuchas el largo silencio nocturno
que recorre cada trazo de tu cuarto
como si fuese un duende en busca de monedas de oro.

Qué puedo hacer sino crees en príncipes azules.
Amas la estrechez de mi corazón animal,
mis ásperos anhelos de ser un don nadie;
un asesino que lava sus penas en el tibio lago de tu piel.

Ya lo sé,
amas la magia secreta que atraviesa mi silencio,
mis largas rondas nocturnas,
mis manos inquietas hurgando bajo tu falda.

Qué puedo hacer,
si tú has elegido la orilla equivocada,
este brutal sonido de mi soledad
acompañada de vinos y música Jazz.

Ya lo sé,
tú eres de esa clase de chicas que reconocen
que para ir a través de un mundo como éste,
hay que tener heridas;
y para ti sólo soy el cuchillo perfecto que se clava muy dentro
y te hace sentir viva.


Eva Durán

0 comentarios:

Publicar un comentario